miércoles, 23 de septiembre de 2015

En nuestro rincón especial

Estábamos allí tumbados, en nuestro rincón especial. Sonaba nuestra canción. Aquélla que habíamos escuchado tantas y tantas veces en modo “repeat”. Tu hombro tapaba mi ojo izquierdo, pero podía intuirte con el derecho. Veía tus ojos marrones color aceituna. Y no podía parar de sonreír. Como una auténtica tonta, porque simplemente estaba feliz, y no quería que ese momento se acabara nunca. De mi mente salían burbujas de todo tipo de colores, que se llevaban mi ansiedad, la alejaban de mí para poder disfrutar aquel instante. No podía parar de acariciarte con mi dedo índice, como intentando memorizar cada centímetro, cada curva de tu cuerpo desnudo. Tú también me sonreías. No era necesario decir nada. Y nuestra canción sonaba y hablaba por nosotros. Alcé un poco la cabeza y te observé bien. Y me di cuenta, de que ahí recostado junto a mí, me hablabas en silencio y me contabas historias que quería escribir, sin tú siquiera saberlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario