miércoles, 23 de septiembre de 2015

Volvió a mirar su reloj. No había pasado ni un minuto desde la última vez. ¿No era posible que su voluntad y su impaciencia hicieran girar las manecillas más rápido? Miró por la ventana, el sol ni siquiera se había puesto. Faltaban aún horas. Tomó el libro encima de su mesilla, se acomodó en la cama, y trató de leer. Fue exitoso unir las primeras tres palabras de la línea en su cabeza, pero a la cuarta… Su mente le traicionó. Y la imagen de él se presentó, como si estuviera a su lado. Sacudió la cabeza, como tratando de volver a la realidad. No obstante, con más nitidez reapareció su cuerpo, desnudo, besándole los pies. Sintió los labios de la apariencia y rió con placer. Se sonrojó, y a pesar de dudarlo, decidió dejarse llevar por la fantasía. Si no era capaz de esperar las horas para que llegara la noche, y se reencontraran en las sombras, permitiría que el ensueño la acompañara mientras tanto.

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